recuerdo tus empalmes
por la hora cortada de las ramas
y del fruto del café,
de las piñas,
y de las naranjas,
y de las ballenas de asfalto,
y de la hora del silencio y del volcán.
! La hora del horizonte !
por la hora cortada de las ramas
y del fruto del café,
de las piñas,
y de las naranjas,
y de las ballenas de asfalto,
y de la hora del silencio y del volcán.
! La hora del horizonte !
las arremetidas al diario
consumiendo una taza de guitarras a la valenciana,
rascando de sus norias un trago fértil de tu voz.
-con notas y rón-
por la ensenada del río
que nos vió,
que nos cobijó en dos renglones de agua y uno
de fe
te miré como el navegante
surcando la intemperie:
!Faro a la vista en medio de la tempestad!
Te miré como el libro abierto
y en cada márgen sobresaliendo tu autonomía
el Docto iletrado sin dejar un párrafo para merendar.
Y
te dí un abrazo fuerte,
fuerte que se estrujaron nuestras distancias
donde nos rendimos los dos
en el ocaso... y en las vespertinas fugas
hacia la cumbre de una razón.
!Pero te escapaste!
me desligaste de tu escape,
te escapaste de mi único escape.
-nos escapamos juntos muchas veces. ¿Recuerdas? -
Ahora me llevas tu la delantera.
Espérame que pronto inventaré un motivo terrenal
para estar los dos en la gloria
de nuestros escapes...
Y me preguntas... ¿si recuerdo?
recuerdo tus empalmes
por la hora híbrida de ajedrez
y el séquito de la victoria,
tertulia en los ocasos por la derrota de la luz.
La hora del silencio y del volcán de agua.
! La hora del horizonte vagando profunda en tus pupílas !
En memoria de mi Padre
Grand Canyon, Arizona
Jose Joel Rios
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